Chile celebró el pasado sábado 22 de noviembre el Día del Fonoaudiólogo, una fecha que conmemora la institucionalización de la carrera en 1974.
Una de las más esenciales es la Fonoaudiología Neonatal, donde los especialistas son piezas clave para el neurodesarrollo y la supervivencia: su trabajo se centra en evaluar y apoyar la alimentación y deglución de recién nacidos de pretérmino o con condiciones complejas, guiando la transición de la alimentación por sonda a la vía oral, previniendo riesgos de aspiración y regulando estímulos.
Es bajo este contexto, que se realizó un estudio reciente llevado a cabo en un hospital público de la Región de Coquimbo donde revela que la condición conocida como anquiloglosia (popularmente “frenillo lingual corto”) afecta a aproximadamente 1 de cada 6 recién nacidos durante el primer cuatrimestre de 2022.
La investigación realizada por la Fonoaudióloga Elsa Tamara Godoy Rojas y Felipe Rosales Lillo analizó los datos de 324 recién nacidos.
La prevalencia global fue de 16,7 %. a diferencia por sexo fue marcada: en los varones la prevalencia fue del 25,9 %, mientras que en las niñas alcanzó el 7,8 %, lo que significa una relación de aproximadamente 3,3:1.
El peso promedio al nacer fue de ~3,29 kg, la edad gestacional media fue 38,47 semanas y la talla mediana de 49 cm.
Los autores concluyen que estos datos “son similares a los reportados internacionalmente” y sugieren continuar investigando este tema en el ámbito neonatal y de atención temprana.
¿Por qué importa este hallazgo?
La anquiloglosia puede limitar el movimiento de la lengua del recién nacido, lo que —en algunos casos— puede repercutir en la succión, la lactancia materna y el desarrollo temprano de la alimentación. La detección temprana permite actuar de forma adecuada (técnicas de apoyo, asesoría de lactancia, y en algunos casos tratamiento especializado).
Además, en la Región de Coquimbo estos datos permiten visibilizar una condición poco explorada localmente y favorecer que los equipos de salud incluyan su evaluación como parte del control neonatal.
Tamara Godoy conversó con Aquí Coquimbo y señaló que este estudio nació a raíz de, “de la necesidad de generar estadísticas, para crear políticas públicas que permitan insertar un profesional capacitado en recién nacidos y las consecuencias en la alimentación de RN con anquiloglosia”.
Además, la profesional fue invitada a exponer sobre este estudio a un congreso internacional de enfermería, que se llevará a cabo en Sao Paulo, Brasil el próximo año.
¿Qué se puede hacer?
Incorporar la exploración del frenillo lingual en los protocolos de atención neonatal, especialmente en los varones que parecen tener mayor riesgo según el estudio.
Asegurar la colaboración interdisciplinaria entre neonatología, fonoaudiología, pediatría y apoyo a la lactancia para los bebés que presentan un frenillo acortado.
Generar campañas de sensibilización para madres, padres y profesionales para que reconozcan posibles señales de dificultad en la succión o lactancia que puedan derivar de esta condición.
Fomentar investigaciones adicionales que evalúen qué porcentaje de los casos requieren intervención, cuáles logran una lactancia exitosa sin tratamiento y qué factores locales pueden influir (por ejemplo, gestación, parto, apoyo de lactancia).

