“Mis abuelos eran del campo, en el sur criaban gansos, patos, gallinas, vacas.
Quería hacer lo mismo que ellos, pero vivía en Las Condes y para mí eso era solo
como un sueño”, expresa Lidia Acuña Lagos mientras sirve jugo de melón y ofrece
tomates deshidratados y aceitunas en la cocina de su hogar. “Los sueños son para
cumplirlos y yo lo logré. Me siento afortunada”, afirma.
Pese a estar en las primeras semanas de invierno como de costumbre es una
soleada y cálida mañana en la localidad de Cochiguaz (sector Quebrada La
Alfalfa). Ahí Lidia se da el tiempo para reflexionar sobre cómo llegó a dedicarse a
los rubros agrícola y avícola en la comuna de Paihuano, dejando atrás su vida en
la región Metropolitana, allá por el 2000.
Recuerda que “como en toda gran urbe el estrés era espantoso y el dinero no
alcanza. Siempre trabajé en ventas y tenía una vida ajetreada, era asmática
crónica por lo que pasaba con el inhalador”. “La verdad es que no creo que estaría
viva si hubiese seguido allá —confiesa—. En cambio, acá es otro mundo, es
maravilloso despertarse con cantos de los pajaritos, ver que plantaste una semilla
y que después se transforma en comida, se puede vivir bien con muy poco y
nunca más he tenido asma”.
Es usuaria del Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP), servicio dependiente
del Ministerio de Agricultura que, dice, ha sido un factor clave para avanzar
productivamente sobre todo con las asesorías e inversiones que recibe a través
del programa PADIS el que, en esta ocasión, es ejecutado en convenio con la
Municipalidad de Paihuano. “Es muy buena toda la ayuda de INDAP, me han
enseñado a ir mejorando como agricultora, he participado en cuanto curso han
hecho. Todo lo que sé del campo es gracias a INDAP”, puntualiza.
EL COMIENZO
A los 13 años gracias a una gira de estudios visitó por primera vez Paihuano. Aún
guarda episodios que la marcaron de aquella ocasión. Cuenta que sintió “como si
los cerros me llamaran”. Fue así que tuvo una idea, “hice un decreto, dije: ‘Un día
voy a volver. Me voy a comprar un pedazo de tierra y voy a ser agricultora’”.
Con el pasar de los años finalmente lo cumplió.
El camino, eso sí, no estuvo exento de complicaciones, pues una mala inversión
en la compra de un terreno en La Serena la llevó a comenzar de nuevo.
Hasta que finalmente consiguió lo que tanto anhelaba. Era el año 2000 y logró
instalarse en Paihuano, para así comenzar a trabajar la tierra. Indica que tras
llegar una de las primeras cosas a las que se tuvo que acostumbrar fue a no tener
ciertas comodidades. “Era la típica mujer santiaguina, entonces tuve que aprender
a hacer de todo, pan, mermelada, lo que fuera”, rememora.
Actualmente la usuaria de INDAP se dedica sobre todo al rubro avícola, vendiendo
huevos a las personas de la misma comuna que llegan a comprar directamente a
su casa. Mientras que a causa de la falta de precipitaciones ha tenido que bajar
las producciones agrícolas (entre ellas, paltas, almendras y papas), enfocándolas
más que todo para el consumo familiar. También ha estado incursionando en la
artesanía.
Para el Director Regional de INDAP, Víctor Illanes, la historia de Lidia Acuña
“demuestra que el Mundo Rural ofrece una calidad de vida que es digna de poner
en valor y apreciar, y a la que a muchas personas les gustaría optar. Sabemos
que actualmente se vive un momento complejo a causa de la escasez hídrica,
pero Lidia es un ejemplo de que se puede sobrellevar esta situación tanto gracias
a su esfuerzo como también por el trabajo que impulsamos desde INDAP. La
felicitamos por su constante alegría y por el amor y dedicación que tiene por su
trabajo en el campo”.
El Seremi de Agricultura, Christian Álvarez, también destaca el trabajo de la
usuaria de INDAP especialmente porque “desde nuestro Ministerio estamos
constantemente desplegados para que las personas que viven en los sectores
rurales lo hagan de una manera digna y tengan las herramientas necesarias para
desarrollar sus labores agropecuarias de la mejor forma, tanto para preservar las
tradiciones y cultura de esos lugares como también para contribuir a la seguridad y
soberanía alimentaria. Por eso, conocer el caso de Lidia Acuña es una muestra de
que un trabajo mancomunado junto a INDAP, sumado a la labor que día a día ella
hace, se pueden lograr tales objetivos”.
EL FUTURO: SIEMPRE EN PAIHUANO
Lidia recorre su predio. A cada paso que da despliega un entusiasmo que ratifica
que en Paihuano encontró su lugar en el mundo. Siempre sonriendo va dándose el
tiempo para mostrar el corral con sus gallinas, así como también sus árboles y
cultivos, además de los diversos proyectos que se ha adjudicado mediante INDAP,
entre ellos un estanque acumulador que le ha permitido almacenar agua y así
mitigar los efectos de la escasez hídrica y también equipamientos que le facilitan
las labores.
“Esto es maravilloso. Todo esto es hermoso”, dice mientras apunta a los cerros y a
la vegetación que adornan el paisaje de Cochiguaz.
– ¿Volvería a tener la vida de antes?
“No, no, no… ni pensarlo. Volver a vivir en la ciudad no lo haría por nada del
mundo, nooo (risas). Creo que nunca he sido tan millonaria y tan afortunada como
ahora”.
Discussion about this post